domingo, 25 de septiembre de 2011

Escribo esto con un especial aprecio hacia aquellos que por circunstancias diversas tuvieron un día que dejar lo suyo:

Vivimos un momento especialmente delicado para muchas familias que lo están pasando mal. Hace tan solo unos días en la cola del supermercado, una vecina comentaba a una amiga que lo tenía crudo; no tenía apenas para comer, ¿cómo iba a gastar en libros?. Ha llegado el mes maldito del inicio del curso, del momento en que los que tienen hijos tienen que sacar hasta de donde no hay para hacer frente a la cuestión. Pero peor todavía cuando el sueldo no da para lo elemental...luz, agua, teléfono, hipoteca. Todos los trabajadores estamos padeciendo esta situación en mayor o menor medida y comprender la necesidad o la intención de ciertas cosas en tales circunstancias es difícil. Por eso voy a intentar explicar de forma clara lo que me preocupa: Me siento consternada ante la indiferencia que el ayuntamiento muestra hacia alguna asociación de interés social que viene prestando sus servicios en el municipio. Estoy segura que del monstruo (y perdón por el apelativo pero siempre lo he visto así) que Participación Ciudadana ha creado con la proliferación de asociaciones y colectivos varios, no todos presentan las mismas necesidades. El fin lúdico, deportivo, cultural o de ocio prima en muchas de estas entidades pero no es lo único. Hay alguna de estas asociaciones que presta sus servicios en el ámbito social, en la integración del inmigrante, en la ayuda a domicilio, en el acompañamiento a mayores, en la conciliación, en la prevención de conflictos familiares, en el apoyo educativo a niños de familias con riesgo de exclusión social...Alguna de estas entidades ha tenido el coraje de pelear y capear dificultades consiguiendo no solo esos fines sino incluso la posibilidad de repartir comida gracias a la aportación del banco de alimentos; tarea no fácil. Para mantener las puertas abiertas, para financiar el camión que traiga los alimentos, para seguir dando servicio, se necesita ese apoyo necesario e inevitable de la institución. Y la institución, que no puede ser otra que el Ayuntamiento, no puede dar la misma respuesta que a una sociedad de amigos de la filatelia, por ejemplo, sino que tiene que considerar la prioridad social. La política para ser eficaz y para ajustarse a una buena praxis tiene que aplicar este baremo de prioridades, y los que ahora nos gestionan no pueden dar la espalda a las necesidades reales, en gran parte ceñidas al colectivo inmigrante, al que en pocos meses (ya ha pasado el rédito electoral) han obviado, dejando sin efectividad y capacidad de maniobra en cuanto a representación real y no solamente nominal. Bastante triste es estar en una situación económica precaria, pero en la tierra de uno y con el calor de las familias, puede ser más llevadero. Para muchos sin embargo, la carencia de lo indispensable se une al vacío del corazón, a la distancia enorme, y al rechazo de la sociedad en la que buscó un horizonte. Vamos a trabajar, tiremos desde la solidaridad de la izquierda y desde el sentido común para arreglar esto un poco. http://youtu.be/K_ZGqkFSc2Q

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