Hoy día del Bando de la Huerta, seña de identidad de la capital murciana, pensaba acercarme por allí. Al final, me han podido el madrugón y la mañana de trabajo, y el tiempo, que aquí en Totana, barrunta lluvia.
Se oyen algunos truenos, lejanos muy lejanos, y, con todo, incapaces de callar el estruendo de lo que Totana ya sabe: Que las cosas en este pueblo van mal, que las sonrisas de los que nos gobiernan no tapan los relámpagos de las críticas de los que se han quedado fuera y de los que nunca estuvieron dentro, y que la situación de prepotencia de los últimos años no podía evitar que el aguacero de la transparencia acabara entrando de lleno para destapar unas arcas municipales hundidas.
Los ánimos de algun@s, a pesar de todo, a toda máquina, haciendo frente a la tormenta y capeando el temporal para sacar lo mejor que este pueblo tiene, a sus gentes.
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